viernes, 12 de diciembre de 2008

¿Por qué no hay Premio Nóbel de Matemáticas?


Año con año se sigue el protocolo al pie de la letra, desde 1901 los reyes de Suecia entregan los premios Nobel en el mismo orden; primero física, luego química, en tercer lugar el que se concede a psicología o medicina y al final, literatura y economía (el premio de la paz es entregado por el gobierno de Noruega). A excepción de la implantación del premio de economía que se entrega desde 1969, los puntos observados en el testamento de Alfred Nobel se cumplen de acuerdo su voluntad, lo cual incluye que no se hayan tomado en cuenta a las matemáticas para tan importante premio, determinante que ha sido causa de un gran debate que, aunque atenuado por la importancia que tiene la medalla Fields para el reconocimiento de los mejores matemáticos, no ha quedado resuelto ni olvidado, pues muchos somos los que nos cuestionamos la causa por la que las matemáticas, los elementos precursores de cualquier disciplina, fueron desheredados por el padre de los premios Nobel.

Existen varias opiniones al respecto, hay quienes, para no dar por terminados los chismes que comenzaron hace más de un siglo, dicen que Nobel no incluyó esta disciplina en su testamento porque estaba enojado contra los matemáticos debido a que el matemático sueco Mittag-Leffler le caía mal por razones que nadie acaba de entender; dicen que entre ellos había cierta envida y relaciones difíciles por razones de dinero, aunque también existe la versión de que se llevaban mal porque Leffler le “robó el corazón” de la mujer que amaba. Sin embargo, historiadores aseguran que estos dos personajes apenas y se conocían, y que sólo habrían coincidido en una o dos ocasiones que no fueron tan significativas como para enemistarse tanto, debe existir una razón más profunda que al parecer descansa en el apogeo de la filosofía positivista de la época; Comte estaba de moda, y él en la clasificación que hace de las ciencias en formales y no-formales, ordena dentro de las primeras a la astronomía en primer lugar, luego a la física, después a la química, pasa por la medicina, y así sucesivamente pero no menciona nunca a las matemáticas como una ciencia, pues la considera como una herramienta del método y no una ciencia como tal, pues solo da este rango a las disciplinas con una aplicación práctica y por lo tanto, experimental.

Aunado a esto se entiende que la mayoría de los personajes de la élite científica de la época a la que Alfred Nobel pertenecía, eran seguidores del positivismo, y más que considerarlo como una teoría filosófica, tomaban sus proposiciones como las nuevas leyes que regirían al mundo de la ciencia.

Sin embargo, son muchos los importantes matemáticos que han entrado a la galería de los premios Nobel, por sus aportaciones a las disciplinas que si son premiadas, ejemplo de esto es John Forbes Nash (el de la película de “Una mente brillante”), quien ganó en 1994 el premio de economía por sus aportaciones a la teoría de juegos y, por supuesto, Albert Einstein al resultar premiado en 1921 en por su teoría del efecto fotoeléctrico, que es un planteamiento netamente matemático aplicado al campo de la física.